viernes, junio 10

La última: sólo faltan 11 días.


De todos aquellos poemas que jamás te pude leer y de todas las siestas que perdimos en el sofá. De todo el aroma a césped mojada que mi jean pudo tomar, por estar sólo acostada a tu lado. Jamás podría odiarte, aún por encima de tu idiotez y orgullo de no dejarte ayudar. Te veo desmoronarte lentamente y sufro entre la nube que de ti desprendes pero no te detienes. De tus ojos miel y tu cuerpo sol, en mis venas ha llegado el invierno ya. Quiero vuele mi sombrero y que en tus pies vaya a aterrizar. Patea un par de hojas otoñales que me vas a encontrar Y que vengan y me digan que nadie a mí cerca permanece, no ayuda. Te extraño tanto que puedo hacer locuras, tales como ir a tu casa, tirar abajo la puerta y obligarte a hablarme. Háblame. ¿Qué te pasa? Qué me pasa que no puedo seguir y dejarte atrás como parte de algo que fue bueno hasta que ya no. Y me parte el alma saber que somos dos y no uno pero no sólo eso sino que también somos dos y no uno, sufriendo. ¿Por qué sufrir solo cuando hay alguien que sufre por no poder evitarte sufrimiento? Es ilógico. Sos ilógico y me inverna el hecho de haberte tenido a metros de mí y no poder tocarte, o si quiera verte y que me veas. Tengo la esperanza confundida como creencia que el sólo verte va a hacer un click en vos y que no vas a poder evitarlo y me vas a venir a agarrar como en Plaza Italia. Me vas a agarrar y me vas a soltar el día en que yo ya no respire más. Te... Y lo puedo decir porque así lo siento. Me carcome. Me tenes enamorada hasta las puntas florecidas de mi pelo pero jamás voy a poder decírtelo en la cara. Porque así lo preferís: no vernos más. Entonces mi corazón es ciego porque ya no puede amar a nadie más.
Y por eso ahora decido yo: faltan sólo once días.

De como decirte adiós sin que me mate.

1 comentario:

Miqui Brightside dijo...

es genial :)
me encanta!