domingo, abril 19

Ojos



Ventanas. Puertas. Y la luz que entra. Entra y juega con las partículas, las deja danzar en su manto. Tiende canales invisibles, tiende mareas infinitas entre los mil y un rayos de luz. La calidez desprendida genera su propio microsistema, las partículas danzan y realizan fotosíntesis, autocreándose. Recreándose. I only wanna recreate with you. Ventanas. Puertas. Se abren y dejan entrar a la luz, y a todo lo que ella atrae. Rápido, muy rápido. Antes de que la oscuridad se haga con las partículas, los mantos y mares de luz. Antes de que la oscuridad de tus parpados encierre la luz de tus ojos. Ojos. La porte de l'âme. Aquellos únicos e irrepetibles. Puertas al infinito de uno, a la luz particular que emanamos con nuestra esencia. Nuestra propia esencia. Luz que lucha por reproducirse. Por vivir. No cierres tus ojos, no dejes de mirarme. Déjate atrapar por mis ojos, déjame mirar un rato más. Un ratito más. Juguemos a ese juego, ese que juegan los niños: no pestañees. No rompas el paraíso que acaba de generar tu mirada: la luz que acaba, justo recién, de salir de tus ojos. Armaron el más perfecto camino, el más perfecto manto de luz, el más perfecto conjuro que separa aguas. La luz entra, deja danzar a las partículas en su manto, en sus canales invisibles, en sus mareas infinitas. Y vos seguís mirándome. Schöne Augen. A mi alrededor la oscuridad se esfumó del mundo, sólo siento tus ojos en los míos. Arcadia. Estoy conectada con el cielo. Las partículas me hacen cosquillas, pero no puedo, sencillamente no puedo despegarme de tus ojos. Y todo lo que ellos implican. Quisiera devorarlos como las mil páginas que alimentaron mi imaginación cuando niña. Quisiera pero sé, que ni mil millones de libros podrían hacerme sentir lo que tus ojos generan en mí. Su apertura tan natural se asemeja al nacer de un jazmín, y las partículas de luz se desligan de ellos como pétalos blancos que caen, perfumados. El Origen. La apertura de tus ojos fue una puerta para mí, entre tu cabello, enmarcados en tus cejas, perseguidos por tu barba. Chi stará guardando ora? ¿Qué palabras estarán contando ahora? ¿Qué cuentos estarán inventando? ¿Qué mentes estarán abriendo? Luz. Partículas. Sábanas. Ojos. Tus ojos fueron la puerta: la puerta a un mundo de emociones, de subibajas, de sabanas enredadas, de risas entre besos, de maquillajes corridos, de revoleos de celular. Fuiste la puerta a mí yo en rompecabezas. Fuiste el canal invisible por el cual mis partículas transcurrieron hasta converger. Fuiste las mareas infinitas que me sacudieron. Pero la calidez de mi propia fotosíntesis, mis ojos únicos e irrepetibles, la luz que mi esencia emana; todo eso y más. Lo reproduzco yo, yo me autocreo y yo me autoconstruí. Jugué con las partículas en el manto iluminado de tus ojos, jugué y salí corriendo, locamente, por la ventana. Y en ningún momento deje que mis parpados encerraran a mis ojos. A mis puertas. A mi luz, mis partículas, mi marea infinita de esencia viva y pura que ningún juego va a atrapar jamás. Ojos. Mírame. ¿Me ves?

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