viernes, agosto 24

No me gusta la actriz de uno de mis libros favoritos


Vivo en una Babilonia de mil países inventados. Todos somos uno, acto de ser, esencia y accidente. Somos como los ángeles, únicos en nuestra única especie. El amor y el odio, en realidad, son uno. El odio es un extremo del amor, pasión primera y originaria: if only because you have to love something before you can hate it. Y sigo bajo la lluvia y no me interesa frenarla, que caiga. Que caiga con toda su fuerza, que el fenómeno del Niño me abrace con toda su ternura naciente. Que Ed Sheeran llene mis oídos. Que el paragüas junte polvo en mi estantería. Moveme la estantería. El sexo es como el alquiler. Sin compromisos, con excepción jurídica de dos años. Y aún así, existen los divorcios ¿o no? A dónde vamos a parar con salones dorados y blancos, a dónde nos llevan los Misteriosos en los colectivos. A dónde me voy a ir, para que nadie me encuentre. Pero que la gente me busque. Que la gente -vos, sólo vos- busque entenderme. Se siente frío, se siente solo, el polo Antártico viene y va, nos llena los púlmones/problemas. Soberanía. Te entrego la de mi corazón, para que me importa el hielo dulce si te tengo a vos, tan congelado, tan amargo. Y sin embargo todo, sentirme feliz con cosas materiales, caer bajo. Sentirme feliz por los detalles de sonrisas amigas enamoradas, de besos/favores/rompecódigos-según-algunos, de gestos caballerezcos en colectivos que no se ven todos los días -para no decir nunca. Y, de vuelta, volver a sentirme yo. En un escenario, la vida se me pasa y yo sigo actuando, como si nunca de los jamáses se cerrara el telón. Y no me importa si se cierra cual cortina o a la italiana, esto es una Babilonia, he dicho, y otro ha publicado "el mundo está mal hecho". Tan mal hecho, agrego yo. Y vos. Ahí. Siempre ahí. Y nunca acá. Tenerte es como leer a mi Sparks, porque me enamoro de sus palabras, porque me lleva y me hace olvidar de mi mundo, pero al mismo tiempo, al cerrar el libro y terminar un capítulo y ver que otro empieza, y que despacio -despacito- las hojas van disminuyendo, me doy cuenta que los cuentos terminan. Y tus palabras se esfuman en el aire. Y no, no vales la pena -valdrías el mundo, pero no queres. Queres que te cuide, pero tu orgullo -como siempre- se nos mete en el medio. Hola Sr. Darcy, no soy tan inteligente como la Srita. Bennet, ni tengo diálogos tan aparentemente preparados y bien argumentados pero quiero que usted hoy me bese y no me deje ir. Que me abrace y que veamos la lluvia caer. Porque no me importa, el paragüas está en la estantería. Kiss me like you wanna be in love. Yo soy casa a comprar, no me gustan las familias que van alquilando casa a casa. Alquilame y comprame. Que te guste y que te importe. Si queres dormir en otras casas, I don't care, pero volve a tu hogar. Creo que te acordas de la diferencia. Y sino: en tu hogar te cuidan, aún todo. Vivo en una Babilonia de diarios escritos a fin de año -a las apuradas-. Todos somos uno y unidos, nos necesitamos. El amor y el odio, en realidad, son uno. ¿A cuál extremo te lanzarías?

1 comentario:

El Drac dijo...

Creo que el texto describe muy bien a las chicas, un maraña de emociones y sentimientos que hacen que, una mujer fuerte por naturaleza, quiera que adivinen lo abrazada que quiere estar (iba a decir dominada) Lo malo, es que sin amor, nada se puede adivinar, el sentimeinto es lo que nos hace coincidir en los requerimientos del otro.

Un gran beso!!