Quién me entienda, que me diga
qué es lo que pasa por aquí.
Tardé tanto en darme cuenta,
de que volver vos no ibas, ni querías.
Sólo soy un plan b, por si las cosas salen mal.
Y todavía tengo la manía de visitar tu pérfil,
y todavía me deprimó escuchando Something en mi iPod,
y se que él me va a hacer feliz pero creo que todavía te sigo queriendo a ti.
Y me duele, porque lo quiero y no lo quiero lastimar
y voy a quedarme con él, porque me hiciste demasiado mal.
Me pregunto, constantemente, si nuestro destino será así:
o vuelves tu, o vengo yo, pero siempre volviendo alguno de los dos.
Se que te debo dejar ir, la parte física la tengo asumida,
pero todavía no logró que mi cerebro acepté tu partida.
Imagínate cómo está, estos días, mi corazón.
Y en mis diarios, grabado estás,
y en mis pañuelos aún siento tu olor,
y mi corazón tiene tatuado tu nombre,
entre las mil y un puntadas, de hilo de algodón.
Pero hoy decido robarte lo que es mío, y devolvérlo a su lugar.
Decidiré yo quién será tu guardián en un futuro
ten por seguro que no serás tu.
Está es el último poema que hablo de ti,
debo prometerlo, aunque sea un deja vú.
Dios quiera que de mi alma te desates hoy.
No llames más, no vuelvas más, no más mails, no más ataques impulsivos, no más pañuelos sobre tu flequillo, no más sonrisas cómplices, no más caminatas nocturnas, no más inviernos inolvidables, no más esperarte y que no vuelvas, no más verte volver e irte caminando por la puerta, no más ver tu pérfil o el de ella, no más masoquismo, no más lágrimas, no más vos.
No más vos.
Estoy con él, y me quedó con él, no voy a soltar lo que me puede hacer, de una vez, bien.
Adiós.
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